Hoy por fin, ha llegado el momento de contar nuestro periplo
por la bella Italia. En varias entradas os contaré mi impresión de cada ciudad,
qué creo que, en mi humilde opinión, no os debéis perder de entre lo que
pudimos visitar puesto que por cuestiones de tiempo y dinero no visitamos todo
lo que nos habría gustado.
DOLCEAQUA
Siguiendo el itinerario ya descrito, nuestra primera parada en
Italia fue el pueblecito de Dolceaqua. Es pequeño y encantador, si queréis
pasar una noche tranquila buscad un alojamiento allí, hay varios B&B en sus
laberínticas calles. No obstante he de decir que no tiene mucho que visitar
salvo un castillo en ruinas y un laberinto de calles que dan acceso a él, sin
embargo, tiene un encanto excepcional. Supimos de sus existencia gracias a
nuestra guía que, como ya he comentado, nos fue realmente útil.
. . . un castillo en ruinas
desde donde serpentea
un auténtico dédalo de callejuelas
que van a morir
a la orilla de un pequeño río . . .
... descubrimos un trazado
laberíntico de pequeñas callejuelas techadas, donde la sombra y la humedad de
la piedra te acompañan y el sol únicamente es un tímido invitado . . .
GÉNOVA
Tras un breve paseo por este
pintoresco pueblecito nos dirigimos hacia Génova, ciudad dónde pasamos nuestra
primera noche italiana.
. . . en la
escarpada costa de Liguria, al pie de enormes montañas, descansa la orgullosa
Génova, patria de intrépidos marineros, inteligentes comerciantes y valientes
almirantes, donde Andrea Doria sigue siendo venerado como el artífice del poderío
naval genovés, donde la sombra de Cristobal Colón te aguarda en cualquier a de
sus estrellas calles u oscuros vícolos, el mar amedrentó a la montaña, usurpó
su lugar, pero los genoveses con enorme coraje consiguieron hacer suyo el mar
infinito . . .
He de decir que, a mi entender, Génova no tiene ningún encanto especial, sin
embargo, era una parada estratégica para nuestro itinerario por su localización.
No obstante, existen algunos rincones especialmente encantadores como éste
claustro de un monasterio derruido que sigue en pie en medio de la ciudad nueva
resistiendo el paso del tiempo.
Podéis dar un paseo al atardecer por
el puerto disfrutando de un delicioso helado italiano, desde ese momento, los
helados que comáis fuera de Italia no os volverán a saber igual.
CINQUE TERRE
. . . Cinque Terre, un impresionante
entorno natural formado por imponentes montañas pobladas de frondosos y
aromáticos bosques, que en caída libre se sumergen en el mar y ofrecen su
sombra a coloridos y alegres pueblos, unidos entre sí por kilómetros de túneles
y vías férreas . . .
Estos cinco pueblo (son cinco porque
sonaba bien cinque terre, porque en realidad podrían ser seis o siete) situados
en la costa italiana constituyen un entorno natural idílico. Abruptas montañas
que se adentran en el mar, costas escarpadas con pueblos construidos en la
falda de las montañas con una frondosa vegetación. Ciertamente os recomiendo que los visitéis.
Hay varias formas de hacerlo, podemos ir con nuestro coche, por supuesto,
aunque las carreteras de acceso son bastante malas (sobre todo la de Vernaza
que está medio derruida debido a una riada que hubo en 2011), o bien hay un
tren que tiene parada en las cinco y que se puede coger en Génova.
Si vais con el coche deberéis aparcar
bastante arriba si no queréis pagar parking. Hay un microbus gratuito (o al
menos lo era este verano) que sube y baja continuamente, aunque nosotros
preferimos hacerlo a pie deleitándonos con las vistas que son impresionantes.
Si tenéis pensado bañaros en la
playa, debéis saber que en Italia muchas playas son privadas, pertenecen al bar
o restaurante que hay justo delante o, puede ser que haya un grupo de tumbonas
en una parte de la playa con un socorrista y te cobren por ello. No sé si
cuando te bañas en la otra zona, en la que no hay socorrista, y te estás
ahogando el buen hombre tiene las santas narices (perdón por la expresión) de
pasar de ti si no has pagado. En cualquier caso, no se me ocurrió pagar para
bañarme en la playa, aunque, por suerte, tampoco necesité los servicios del
socorrista :).
Un punto negativo de estos pueblos
es la gran masificación de turistas, pero claro, si nosotros queríamos estar en
aquel lugar porque merecía la pena, todos los demás turistas tenían el mismo
derecho. Aunque sí es cierto que debido a la gran afluencia turística se está
comercializando demasiado la zona. Parece ser que dos de los pueblos (los dos
últimos) estaban unidos por un sendero que se podía hacer a pie conocido como “El
sendero del amor”, nosotros no llegamos a hacerlo porque me parece un timo que
te cobren por pasear por un sendero, pero así es. Además, habíamos leído en
otros blogs que se había llenado de tiendas y restaurantes y había perdido todo
el encanto. Si alguien ha estado recientemente y le ha gustado que lo comente
por aquí.
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