Llegamos a Siena sobre las seis de la tarde, a estas alturas
del viaje necesitábamos un respiro, un descanso más intenso que sólo dormir.
Por suerte, para esta parada habíamos reservado un bungalow en el camping
Colleverde de Siena, así es que una vez instalados pudimos disfrutar de una
tarde de piscina. Eso sí, tuvimos que comprar unos gorritos porque en Italia no
te dejan bañarte sin él, así es que, si vais en verano, tenedlo en cuenta
y metedlo en la mochila, si es que los tenéis.
Al día siguiente, bien descansados, nos dirigimos con
nuestro coche hacia el centro de la ciudad, aparcamos fuera de las murallas y
entramos en la ciudad.
Siena fue una ciudad que me sorprendió gratamente, es mucho
más tranquila que Pisa, por ejemplo, ya que las excursiones no suelen parar
aquí y, por tanto, el aluvión de turistas es mucho menor, pero es una ciudad
preciosa, con un centro histórico medieval rodeado de murallas que es muy acogedor.
Es delicioso perderse por sus calles peatonales sin mirar el
mapa ni tener muy claro a dónde te diriges. La sensación que te embarga cuando,
sin saberlo, llegas a la Piazza Duomo es indescriptible.
La Piazza Duomo y su Catedral son preciosas, me dejaron sin
palabras, aunque no la visitamos por el
precio y por el tiempo. Se trata de una estampa espectacular y que,
sinceramente, no esperaba puesto que no había visto fotos ni tenía referencias
de ella. Es una catedral distinta a otras de la Toscana, quizá debido a que en ella se mezclan los estilos románico y gótico puesto que su
construcción se alargó varios siglos. De hecho, el campanille y el baptisterio
no están exentos en esta catedral, a diferencia de otras en la Toscana.
...el Duomo de Siena es un
espectáculo románico-gótico, donde arquitectura y escultura estrechan lazos
para dotar al conjunto catedralicio de un belleza sublime . . .
No obstante, lo que
más me gustó de Siena fue la Piazza dei Campo, su particular forma de abanico
rematada a un lado por el Palazzo Publico y al otro por la Fonte Gaia la hacen
especialmente bella.
En esta plaza se celebra el famoso Festival del Palio dónde
varios barrios se enfrentan en una particular carrera de caballos.
...una
bonita plaza, que desciende suavemente y en forma de abanico hacia el Palazzo
Público, rematado por la Torre del Mangia, y enfrentado a la deliciosa Fonte
Gaia, es el centro alrededor del cual basculan los contrade o barrios que forman un
abigarrado nucleo laberíntico... cada contrade posee sus propias banderas y
animales simbólicos, y la lealtad de los vecinos hacia "su contrada"
es muy fuerte, y la rivalidad entre ellos tiene su máxima expresión en el
festival del Palio . . .
Dejando de lado la parte histórica y arquitectónica, Siena
es perfecta para comer bueno, bonito y barato. Al ser una ciudad menos turística,
encontramos locales en los que comen los propios habitantes ciudad, en los que
por 5 o 6 € podemos comer un plato de pasta o pizza y una bebida sentados en
una mesa y sin que nos cobren servicio, cubiertos, etc.
Tras visitar Siena, pasear por sus tranquilas calles y
comer unos ricos macarrones al pesto, cogimos el coche dirigiéndonos hacia
Tarquínia. Esta última etapa finalizaría en Roma, pero previa llegada a la
ciudad eterna queríamos visitar una necrópolis etrusca.
Nuestra idea original
era visitar Cerveteri, al lado de Roma, sin embargo, era posible que llegaramos
demasiado tarde para visitarla, por lo que decidimos desviarnos un poco hacia
Tarquinia dónde hay otra necrópolis que se puede visitar. A pesar de ser una
decisión fortuita, fue totalmente acertada ya que las tumbas estaban en muy
buen estado y la visita fue muy fructífera.
Con la visita de estas tumbas descubrí la particular forma
de los etruscos de afrontar la muerte. Particular y quizá más positiva y sana
que la que tiene nuestra sociedad.
. . . Tomba dei Baccanti . . . los
etruscos iniciaban un divertido, sensual y embriagador viaje al más allá, a
juzgar por la decoración de sus tumbas, que está ahí desde hace más de dos
milenios, para recordarnos que lo mejor de la muerte, es haber vivido . . .
También visitamos el acogedor pueblo
de Tarquinia. Nuevamente un pueblo medieval, amurallado y en el que paseando
por sus calle parece que el tiempo no ha pasado. Delicioso rincón para el relax
y altamente recomendable.
. . . la Tarquinia medieval, es un
bonito pueblo para pasear con tranquilidad, que ha sabido alejar de sí a los
depredadores turistas y a las destructoras agencias de viajes . . . muy
recomendable su visita . . .
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