PRESENTACIÓN

En este blog pretendo compartir mi experiencia como viajera mochilera y espero ayudar a otros viajeros como muchos blogs que he leído me han dado buenas ideas para mis aventuras. Hasta hace poco yo era una viajera de avión, taxi y agencia de viajes, pero claro, eso era bastante caro, resultado, apenas viajaba. Hace poco más de un año mi pareja me descubrió el viaje mochilero, organizado a tu antojo, con nuestro coche y nuestra mochila y os aseguro que es maravilloso y económico, ahora viajo mucho más y lo disfruto más que antes. Así es que, olvidaos de cosas superfluas, llevad lo imprescindible y preparaos para la aventura…

domingo, 24 de enero de 2016

EL ZOO DE ACARICIAR LOS ANIMALES

 
Hoy os quiero presentar una de las visitas más divertidas y didácticas que he hecho con mis peques, como ellos lo llaman, al zoo de acariciar animales. Este particular zoológico se encuentra en Castellar de la Frontera, Cádiz. Su originalidad viene precisamente de su origen, en realidad comienza como un centro de rescate para los animales que las autoridades requisaban porque habían sido objeto de trata en el mercado negro. Una vez rescatados necesitaban un lugar dónde poder vivir y recibir los cuidados adecuados y en 1998 surge por iniciativa privada este centro de rescate animal. Pocos años después, abre sus puertas al público como un zoo dónde tener una experiencia interactiva con los animales. Hemos de tener en cuenta que muchos de ellos están acostumbrados al trato con el hombre ya que eran utilizados como mascotas y liberados por sus dueños cuando se cansaban de ellos, o traídos de otros países en malas condiciones y requisados por la policía por lo que necesitan cuidados especiales.
 
 
 
Como ya he comentado, la particularidad de este zoo estriba en que puedes interactuar con los animales, obviamente no con todos, ni tampoco libremente, sino que sus cuidadores te acompañan y te dan indicaciones de qué puedes o qué no puedes hacer con cada uno de ellos, limitando el número de personas que están con ellos, etc.
 
 
Antes de visitarlo había leído críticas de toda índole y no sabía qué podíamos encontrarnos, pero tras la visita salimos encantados y deseando volver.
 
En primer lugar decir que el zoo se encuentra en un entorno natural que es aprovechado para crear unos hábitats bien cuidados y adaptados a cada animal. Se nota que van mejorando los hábitats poco a poco porque hay grandes diferencias entre unos y otros. Puedes comprobar como los animales reconocen y adoran a sus cuidadores, lo que indican que están muy bien tratados. Además, conocen a cada uno de los animalitos que tienen allí y te van diciendo a cual le gusta que lo acaricien, quien se deja coger, quien prefiere que le des de comer, comida que ellos mismos te dan para que este adaptada a cada especie. En resumen, se nota el cariño y el mimo con el que tratan a los animales en este encantador lugar.
 
 
 
 
 
Una de la críticas negativas que había oído es el gran número de personas y el consiguiente estrés de los animales con tanta gente, sin embargo, quizá por hacer la visita el 24 de diciembre, nosotros estuvimos prácticamente solos. Además, son los propios cuidadores los que pasan contigo para estar con los animalitos y no puedes interactuar con todos, depende del día, de si está su cuidador, etc.
 
 
 
Nosotros pudimos estar con una pitón llamada bolita; con las aves, tuvimos en nuestras manos o brazos a yacos, guacamayos, agapornis, etc.; dimos de comer a los animales de la granja como cabras, una llama, pavos reales, etc.; tuvimos en nuestros brazos, incluso acariciamos un águila Harris. Mi visita favorita fue la de los lémures, son unos animales muy cariñosos y divertidos que se dejaban acariciar y dar de comer aunque no coger. Y por último, el favorito de mi pequeña, el pequeño ocelote. Pudimos acariciar y jugar, incluso mi hija lo tuvo en brazos, un pequeño ocelote de once meses.
 
 
 
 
 
La verdad es que fue una experiencia maravillosa en la que nos divertimos y aprendimos toda la familia. Sin duda repetiremos en cuanto nos sea posible.
 
Otro punto positivo es que, comparado con otros zoos, tiene un precio más que asequible, 15 € adultos y 10 € los menores de 13 años. Si además vives cerca y puedes visitarlo más de una vez al año, los abonos anuales son realmente económicos. El abono familiar plus (dos adultos y dos niños) tiene un precio de 80€ y puedes visitar el zoo todas las veces que desees durante un año.
 
He de decir que el zoo no está justamente en el pueblo de Castellar, sino a unos 3 km, pero dispone de varios aparcamientos, uno arriba y otro abajo mucho más amplio. Si viajáis en autocaravana os recomiendo el de abajo ya que el otro tiene mucho menos espacio.
 
 
Si visitáis el zoo y tenéis tiempo os recomiendo la visita del antigua pueblo de Castellar que se encuentra a unos 15 km del nuevo. Si queréis saber más sobre él podéis visitar el siguiente enlace:
 
 
Por último, un apunte para los autocaravanistas. El pueblo nuevo de Castellar dispone de un área para autocaravanas dónde podréis pernoctar, cambiar aguas y repostar agua. Se encuentra al lado del polideportivo y piscina municipal. Solía ser una pista de baloncesto a la que le han pintado los aparcamientos para autocaravanas, de hecho, aún siguen las canastas en su sitio.

martes, 5 de enero de 2016

RESTAURANTE A FUEGO LENTO, HERVÁS

 
Estas navidades hemos podido disfrutar de una de las mejores gastronomías de nuestro país. Estoy convencida que la clave de lo bien que se come en estas tierras es, sin duda, la alta calidad de los productos que utilizan. Estoy hablando de Extremadura.

En esta tierra, además de su maravillosos jamones y embutidos que no tienen comparación, me ha sorprendido muy gratamente la gran variedad y la calidad de sus quesos.

En Extremadura es fácil comer bien, como decía, la alta calidad de los productos que utilizan hacen que cualquier restaurante o tasca pueda ofrecer una buena comida. Sin embargo, como siempre, hay lugares que brillan por su excelencia y son estos los que me gusta recomendaros en este, mi humilde blog.

En este caso os quiero hablar de un restaurante que encontramos por casualidad en la pequeña y encantadora localidad de Hervás, en Cáceres.

Ese día estábamos decididos a comer cochinillo asado, que tanto nos gusta y, casualmente, dimos con este encantador restaurante en el que se cuida cada detalle. Su nombre hace honor a su estilo de cocina, se llama "A fuego lento".
 

 

Por suerte, pasamos por allí a una hora temprana y pudimos reservar mesa, porque parece ser que su buena cocina es bien conocida y a partir de poco más de las dos es casi imposible comer allí. Y no es de extrañar, en este acogedor restaurante cada detalle es cuidado. Pero pasemos a lo importante, la comida.
 
Teníamos claro el plato principal, cochinillo asado, y no nos decepcionó. Somos amantes del cochinillo y solemos ir a Segovia un par de veces al año para degustarlo, pero en "A fuego lento" saben cocinarlo al más puro estilo segoviano y la materia prima viene del mismo lugar, Segovia. El resultado, espectacular. Un cochinillo tierno y de piel crujiente que sirven con la salsa aparte para evitar que la piel se reblandezca y que, además, te explican como añadirla al plato para que no pierda propiedades. Lamento no tener fotos del cochinillo, pero no pudimos esperar a hacerla, jeje.
 
Como entrantes nos decantamos una vez más por productos de la tierra, una degustación de quesos extremeños y unos boletus a la plancha con salsa de ajo y perejil. Los boletos estaban exquisitos, los productos de esta tierra no tiene desperdicio. Y los quesos muy bien escogidos, tres variedades de cabra y uno de oveja con mermelada de tomate y unas nueces para no mezclar los intensos sabores de estos exquisitos quesos.
 
 
 
Tras esta deliciosa comida, lamentablemente no nos quedaba hueco para el postre, por lo que pedimos un par de cafés. Sin embargo, la repostera tuvo a bien obsequiarnos con un par de deliciosas trufas de chocolate que la camarera, muy agradable por cierto, acompañó con una crema de orujo por cuenta de la casa.
 
Con el paladar saboreando aún las trufas y el estomago bien lleno, nos llevamos otra grata sorpresa, a pesar de la gran calidad de la comida que habíamos degustado, habiendo pedido un par de copas de vino, una botella de agua y un par de cafés, la cuenta ascendió a poco más de 50€.
 
 
 
Antes de terminar me gustaría hacer una mención especial al servicio, los camareros, además de atentos y profesionales, conocen perfectamente su producto y saben orientarte tanto en la elección de vino como de qué y cuánto pedir para comer.
 
En resumen, en "A fuego lento" podréis disfrutar de una exquisita comida, un trato realmente agradable y a un precio más que razonable. Así es que si pasáis por Hervás o alrededores, no dudéis en visitarlo. Y recordad, mejor reservar para garantizaos una mesa. Os adjunto el enlace de su web para que podáis echar un vistazo.
 
Bon appetit!


www.afuegolentohervas.com

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